6 . LOS MOTIVOS SOCIALES SEGÚN EL MODELO DE RICHMAN Y LEARY
Éste coincide con el de Kip William; presta atención a las consecuencias aversivas que tienen para el pensamiento, la emoción, motivación y la conducta las relaciones negativas de otras personas: desinterés, crítica, prejuicio, evitación, rechazo, traición o estigmatización.
Al igual que William, Richman y Leary postulan que estos eventos interpersonales negativos poseen la capacidad de devaluar el valor relacional percibido de las personas.
Se separan de William, al centrarse exclusivamente en el motivo de pertenencia y al considerar que los otros motivos (autoestima, control y la existencia significativa) subsidiarios de aquel en este tipo de situaciones que implican una amenaza al valor relacional.
Se alinean con Baumeister y Leary, haciendo hincapié en la importancia que tienen la aceptación y la pertenencia para el bienestar psicológico y físico de la persona.
La aportación más importante es un análisis de los sentimientos heridos, como la consecuencia nuclear de las amenazas al motivo de pertenencia.
En la literatura sobre el motivo de pertenencia se presupone que las reacciones al rechazo o las amenazas al motivo de pertenencia cubren un espectro amplio de diferentes emociones negativas, que oscilan entre la tristeza y los celos, pasando por la soledad y la cólera.
Pero Richman y Leary no creen que sea así y defienden que hay una sola emoción predominante: los sentimientos heridos, dónde está emoción no es una mezcla de otras, ya que se ha investigado que tiene una varianza unitaria (tienen unidad interna y no se mezcla con otras emociones).
Se puede hablar, si no, de una "emoción negativa distinta, asociada a “sentirse devaluado, no querido y rechazado”.
Los sentimientos heridos suelen ir acompañados de un descenso de la autoestima, ocurren inmediatamente después del rechazo y pueden desencadenar 3 tipos de reacciones:
1) Sociópetos: deseo acrecentado de contactos sociales, tanto con el causante del rechazo como con otras personas en las que encontrar aceptación y apoyo. Dichas conductas se les llama “reparadoras o restauradoras”.
2) Está guiado por impulsos de cólera y se manifiesta con conductas antisociales y surgen como defensa o ataque a la fuente de rechazo.
Puede resultar sorprendente que una persona rechazada de rienda suelta a sus impulsos agresivos cuando lo que en realidad está echando de menos la aceptación de los demás.
Destacan una serie de factores que lo pueden explicar:
- El dolor causado por el rechazo puede generar agresión espontánea.
- El hecho de que obstaculice la consecución de metas con la frustración consiguiente (la frustración es un factor integrador de agresión).
- La creencia que agredir mejora el estado de ánimo:
- Agredir a otros es una forma de obligarlos a que tengan en cuenta al agresor.
- La agresión es una forma de ejercer control en interacciones conflictivas.
- Cómo forma de castigar a quien te ha hecho daño.
- La ruptura de vínculos sociales trae debilitamiento del control de los impulsos antisociales.
- Las primeras coinciden con las que proponía William para dar cuenta de las reacciones agresivas a la exclusión (la primera relacionada con la amenaza a la necesidad de una existencia significativa y la segunda con la amenaza a la necesidad den control sobre las interacciones).
3) Huída del contacto social: parecida al primer tipo, no solo se evita la fuente de rechazo, sino que se extiende a otras personas; a aquellas de las que sospecha un rechazo probable.
Se trataría de evitar rechazos a base de poner barreras a más sentimientos heridos.
Una reacción va a predominar sobre los otros dos, dependiendo de cómo construya la persona el episodio de rechazo y su reacción.